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Mito del Minotauro


En la ciudad de Creta, un laberinto al que nadie podía entrar por miedo a no salir, habitaba un Minotauro llamado Nicanor ,él no era como todos lo veían, esa supuesta “bestia” era tierna, alegre, tímida y humilde.
Cierto día, en esa bella ciudad, todos empezaron a preocuparse, no por Nicanor, sino ¡por otro Minotauro!
Él era feroz, salvaje, cruel y sanguinario, mataba todo aquel que se cruzara en su camino.
Nicanor, muy triste por los opiniones que tenían sobre el, pensó que la aparición de esta cruel bestia era la oportunidad perfecta para poder demostrar que el era bueno y virtuoso.
Nicanor, muy inteligente, se escapó de su laberinto y dejó una nota en la ciudad, aquel papel decía “El único Minotauro soy yo, buscame en mi laberinto”. El intratable monstruo furioso encontró la carta y furioso salió corriendo para ese conjunto de pasillos al que nadie entraba.
El sensible Nicanor escuchó los movimientos, gracias a su conocimiento del laberinto, el, muy perspicaz realizó sonidos que confundirían a la bestia. Tímidamente, pero enfadado buscó la espada que alguna vez le dejó Teseo y por atrás incrustó el cuchillo en la espalda de su aterrador par.
Salió del laberinto victorioso, y dijo con la bestia en sus brazos-: ¡Maté aquella bestia que aterrorizaba a la ciudad!, ellos respondieron sorprendidos y con gratitud. Así, las personas que antes lo juzgaban, entendieron que nunca quiso hacer ningún daño y se hizo patrimonio de Creta.

 

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